LA HABANA, Cuba. ─ El cubano es diferente a las las personas del resto del mundo: su anatomía se compone de cabeza, tronco, extremidades y “jabita”. Aquí tener una “jabita”, sobre todo cuando se sale a la calle, es una necesidad. Todo el mundo la lleva “por si aparece algo”.
Pero las jabas tienen su historia: fueron las que sustituyeron los cartuchos de papel por el desarrollo y la modernidad. Cuando aparecieron valían 50 centavos, aunque al cabo del tiempo subieron a un peso. Así se mantuvieron hasta que comenzaron los “inventos económicos” de este año, y ya en estos momentos valen tres pesos. En algunas provincias también aparecen en oferta: a dos por cinco pesos.
Otra situación sucede con los fósforos. Llegó un momento en que, debido a la falta de producción, era muy difícil conseguir una cajita. Recordemos que años atrás esta valía cinco centavos, aunque el equipamiento para producirlos era obsoleto, con más de 60 años de explotación. Paró la venta porque ninguno de los sesudos de la dictadura pensó en modernizarlo. Después, los fósforos subieron a un peso. En estos momentos, en que la mayor parte de las cajetillas se adquieren en el mercado negro, se pueden pagar entre cinco y siete pesos por una. En honor a la verdad, habría que decir que son de muy mala calidad y que los envases vienen casi vacíos.
Cito estos dos elementos, casi insignificantes en la vida diaria, para mostrar cómo se han inflado los precios en la economía subterránea. Si eso ocurre con las jabas y las cajas de fósforos, ¿qué quedará para los alimentos y las medicinas?
Ahora, con la modalidad de venta por Internet, las personas en Cuba se anuncian, hacen incluso grupos en los que venden alimentos, medicinas y hasta artículos de ferretería y electrodomésticos. Entre ellos el más antiguo y popular es Revolico, pero de forma reciente han surgido otros que reúnen miembros y te invitan a unirte.
En estos portales es posible encontrar anuncios como estos: “Ganchos de teja a 12 pesos cada uno, quedan 60 ganchos, a 52532455. Tienen que cogerlos todos o si no a 18 pesos”.
En fin, que usted puede encontrar lo que necesite en Internet, pero tiene que tener un buen bolsillo, ya que las cuentas que sacan los suministradores convierten 1 dólar en 65 pesos cubano. Todo se vende muy caro.
También han tenido mucho éxito los restaurantes que hacen entrega a domicilio. Estos les envían la carta por Internet, usted encarga la comida y se la llevan a su hogar con un costo adicional en moneda nacional. Claro, el plato más barato ronda los 350 pesos. Hay incluso quien vende croquetas, empanadas, y bolitas de queso para hacer diferentes combos con estos productos. Propuestas de este tipo oscilan entre 400 y 800 pesos.
También ha surgido una mensajería de productos de las tiendas en MLC, vendidos en moneda nacional, al cambio de 65 por uno. El vendedor le llevan la mercancía a su casa y le cobra 100 o 120 pesos por la entrega.
Con estos nuevos empresarios, casi todos jóvenes, se pueden conseguir cosas que no se ven ni en las tiendas en MLC, por ejemplo: un queso Gouda que antes valía unos 25 CUC (Alrededor de 600 CUP) ahora vale 2 500 pesos (104 dólares al cambio oficial).
Es muy complicado sacar todas estas cuentas y pensar si está caro o está barato; la cuestión es tener dinero, porque con el aumento de la electricidad y del resto de los servicios del hogar, cada vez es más corto el efectivo que queda para las compras mensuales. Como dice el refranero popular, “hay que pintar figuritas en el aire para que la cuenta dé”.
Lo cierto es que cada vez más se infla la economía de Cuba y no se logra que las familias resuelvan sus necesidades materiales, porque de las espirituales hace muchos años que ni se habla.
La conclusión de todo esto no es lo malo que está en estos momentos adquirir cualquier cosa de necesidad, sino hasta dónde llegará este nivel de inflación.
