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Nunca volveré a Berlín

Roberto Ampuero ofrece una exploración profunda que el comunismo ha dejado en la historia y en las almas de quienes lo padecieron.

 

En su última novela, “Nunca volveré a Berlín”Roberto Ampuero se sumerge en las profundidades de la memoria y la complejidad del alma humana bajos regímenes totalitarios. Esta obra no sólo narra la historia de personajes ficticios y reales, sino que también se adentra en la psique del jerarca comunista, Erich Honecker, presentándolo en sus últimos días en el exilio en nuestro país, lejos de la Alemania que una vez gobernó con puño de hierro.

La publicación de “Nunca volveré a Berlín” no podría ser más oportuna, coincidiendo con el trigésimo aniversario de la muerte de Erich Honecker y el treinta y cinco aniversario de la caída del Muro de Berlín. Estos dos eventos están profundamente interconectados, pues Honecker, en su rol como secretario general del Comité Central para asuntos de seguridad, fue el arquitecto político detrás de la planificación y construcción del muro. Un muro oprobiosamente único, como bien lo hizo notar en su tiempo el diplomático británico William Hayter: “Los países se habían rodeado de muros defensivos antes, pero el objetivo siempre ha sido mantener a los enemigos fuera y no a los súbditos dentro. Este muro es algo repulsivo. Es repulsivo leer sobre ello y aún más repulsivo verlo en la realidad”. Honecker fue el arquitecto del Muro de Berlín, y este, a su vez, cimentó su posterior liderazgo. Cuando el muro cayó, era inevitable que su régimen también se derrumbara.

La narrativa de Ampuero, articulada a través de las voces de Patricio Dupré, Valentina Bode y el propio Honecker, crea un entrelazado de perspectivas personales y colectivas que reflejan las cicatrices dejadas por el Muro de Berlín. Estos personajes, cada uno a su manera lidian con las secuelas de un régimen que prometió igualdad y justicia, pero que sólo entregó represión y división.

El comunismo imprime marcas indelebles en quienes vivieron (y viven) bajo su yugo, por su naturaleza totalitaria que aniquila la esencia natural de la experiencia humana. A través de su libro, Roberto Ampuero despliega un retrato vívido de las secuelas emocionales y sociales que este sistema impone, ofreciendo una exploración profunda que el comunismo ha dejado en la historia y en las almas de quienes lo padecieron.

La caracterización de Erich Honecker en la obra de Roberto Ampuero es excepcional, reflejando el profundo conocimiento del autor sobre el contexto histórico y político de la Alemania comunista. Ampuero presenta a Honecker como una persona que no puede comprender el desenlace de su destino, convencido de que la historia no ha reconocido adecuadamente su lealtad a la doctrina comunista, que él consideraba redentora. A su vez, los diálogos ficticios entre Honecker y las figuras históricas de Marx, Allende y Stalin son particularmente reveladores de una doctrina política absurda que es sólo rica en excusas. Marx lo reprende por malinterpretar su filosofía, Allende lo critica por no conectar con su pueblo y Stalin lo acusa de traición. Tres diálogos exquisitos que evidencian que para Honecker no había una salida correcta, por mucho que se supiera de memoria el manual del perfecto comunista.

“Nunca volveré a Berlín” es una obra imprescindible para los amantes de la novela política, la novela policial y la novela romántica, y especialmente para aquellos que gozan por igual de estos tres géneros. Roberto Ampuero nos muestra que es imposible adherirse ciegamente al lema de Honecker: “Vorwärts immer, rückwärts nimmer” (“mira siempre hacia adelante, nunca hacia atrás”). En su profunda exploración de personajes y contextos, Ampuero nos recuerda que la historia no es sólo lo que está escrito en los libros, sino lo que está grabado en las vidas de las personas que la vivieron, ofreciendo un testimonio poderoso sobre el impacto duradero de los eventos históricos en la experiencia humana.

 

 

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