PP y Vox sumarían mayoría absoluta impulsados por los escándalos en torno al PSOE de Pedro Sánchez

Los procesos judiciales que afectan al entorno personal del presidente del Gobierno, el permanente chantaje de los independentistas catalanes, así como la parálisis legislativa lastrarían las expectativas electorales de Pedro Sánchez y pondrían en bandeja al PP de Alberto Núñez Feijóo la formalización de una mayoría de investidura con el único respaldo de Vox si ahora se celebraran elecciones generales. La suma del voto obtenido por el principal partido de la oposición y de los apoyos de la formación que lidera Santiago Abascal conformarían un aval para el presidente del PP de 179 escaños, tres por encima de la mayoría absoluta, lo que permitiría su designación como jefe del Ejecutivo en primera votación.

Pese al manifiesto retroceso de los socialistas, con una pérdida de casi medio millón de votos respecto a los que lograron el 23-J, los de Sánchez ampliarían en cinco (de 121 a 126) su bancada de diputados gracias al lacerante derrumbe de Sumar, que se despeña hasta quedar su representación en solo nueve diputados con relación a los 31 con que cuenta actualmente en el Congreso la plataforma que encabeza Yolanda Díaz.

En este sentido, el socio de gabinete del PSOE mantiene su tendencia evanescente, ratificada a golpe de fracaso en cada una de las citas que han integrado el largo ciclo electoral que inauguraron las elecciones gallegas de febrero y cerraron las europeas del pasado 9 de junio: una pérdida de casi 1,6 millones de votos que supone una caída de nada menos que seis puntos en la intención de voto.

Un suelo electoral estable para Vox

Son parte de las conclusiones de la encuesta de Hamalgama para Vozpópuli realizada entre el 1 y el 4 de julios pasados, de la que se deduce que el PP consolida una proyección demoscópica por encima de los 150 escaños, que el PSOE se beneficia solo parciamente de la sangría de votos sufrida por Sumar y que Vox, pese a perder poco más de un punto y cinco diputados por la irrupción de nuevas propuestas de índole coyuntural como Se Acabó la Fiesta (SALF), mantiene un suelo electoral estable que han venido confirmando los resultados obtenidos en las últimas convocatorias, singularmente los que consiguió en los comicios en Cataluña.

Si bien las tendencias se mantienen, el nuevo sondeo para Vozpópuli marca ciertas diferencias respecto al publicado en el mes de marzo, cuando el PP, llevado por el efecto arrastre de la mayoría absoluta lograda por Alfonso Rueda en Galicia, alcanzó su cénit en intención de voto con un 38,69%, 5,63 puntos por encima del porcentaje logrado en las elecciones del pasado 23 de julio, y un total de 161 diputados, diez más de los que le otorga ahora la demoscopia.

En la otra parte del arco, el PSOE pagaba las consecuencias de los casos Koldo y Begoña Gómez en plena eclosión, mientras que Sumar comenzaba a pagar un alto peaje tras el batacazo en las gallegas, de modo que, hace cuatro meses, la coalición de gobierno registraba una pérdida de 1,5 millones de votos y un total de 21 diputados.

El PSOE solo es capaz de captar 5 de los 22 escaños que perdería Sumar, cuya fuga de votos iría mayoritariamente a Podemos, que obtendría casi un millón de votos y tres diputados

La proyección actual introduce un efecto compensatorio para el PSOE como consecuencia del irrefrenable proceso de disolución de Sumar y el liderazgo de Yolanda Díaz, si bien la transferencia de voto revela que Sánchez solo es capaz de captar 5 de los 22 escaños que perdería Sumar si se comparan los resultados del sondeo con su representación actual. El resto de la fuga de votos va a parar a Podemos, que recupera su autonomía de marca, para acaparar 932.711 votos concretados en tres escaños. En concreto, la formación morada se beneficia del 28% de votantes procedentes de Sumar.

Trasvase de un 5% del PSOE al PP

La abstención juega también un papel relevante en este movimiento en las preferencias entre los votantes. Así, con el 17% de sufragios que el PSOE arranca a su socio de gobierno, el partido de Pedro Sánchez prácticamente neutraliza con creces ese 7% de antiguos electores socialistas que ahora se decantarían por la abstención. Entre aquellos que se habían mostrado hasta ahora fieles a las siglas socialistas se detecta también que un 5% de ellos trasladaría hoy su apoyo directamente al PP. En Sumar, la pulsión abstencionista se elevaría al 13,9%, prácticamente el doble que la cifra registrada en el caso de los socialistas.

En el espectro a la derecha del PP, Vox vería mermada su representación parlamentaria por la pérdida de un 9,3% de votantes seducidos por la novedad de SALF, la agrupación de electores impulsada por Alvise Pérez, que irrumpiría en el Congreso con tres escaños en virtud de las 908.166 papeletas obtenidas.

En cualquier caso, SALF nutriría esencialmente sus respaldos a partir del voto atomizado procedente de formaciones residuales.

Los partidos del arco parlamentario con una presencia menor en la Cámara Baja apenas experimentarían variaciones: salvo Junts, que ganaría un diputado para pasar a 8, y BNG, que obtendría dos escaños respecto al único que ahora tiene, el resto (ERC, PNV, EH Bildu, CC y UPN) mantendría su actual representación en un arco en el que el bloque de esa «mayoría de progreso» -en definición propia del presidente del Gobierno- quedaría a doce escaños de la suma de diputados de PP y Vox, lo que haría innecesario el concurso de esos tres diputados de SALF, la formación de nuevo cuño que Sánchez se empeña en identificar con los partidos de Núñez Feijóo y Abascal.

Ficha técnica de la encuesta de Hamalgama