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‘Si los diplomáticos cubanos se comportan así, ¿cómo se comporta la Policía?’

Diplomáticos cubanos durante la sesión sobre los presos políticos de la Isla. (HISPAN TV)

El comportamiento de la delegación cubana que boicoteó este martes en Nueva York una sesión del Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) dejó perplejos a funcionarios de otros países.

«Nunca en mi vida había visto a diplomáticos comportarse como la delegación cubana se comportó hoy. Fue realmente impactante y perturbador», dijo a la prensa tras el incidente Kelley Currie, embajadora de Estados Unidos, país que había convocado la sesión «¿Presos por qué?«, para denunciar la situación de más de un centenar de prisioneros políticos en la Isla.

«Uno se pregunta, si los diplomáticos de este Gobierno se comportan así, ¿cómo se comportará la Policía?», añadió Currie, representante estadounidense ante ECOSOC.

Explicó que, como personal diplomático, los miembros de la delegación cubana estaban autorizados a asistir al acto, pero lamentó que su único objetivo fuese «gritar a aquellos con quien no están de acuerdo».

«Se puede entender muy bien por qué las personas tienen miedo a decir lo que piensan» en Cuba, «con este tipo de Gobierno y este tipo de comportamiento de matón», sostuvo.

Los diplomáticos cubanos, secundados por aliados, interrumpieron con alaridos y golpeando las mesas con puñetazos y gruesos libros la sesión del ECOSOC.

«¡Cuba sí, bloqueo no!», gritaron durante una hora. Guardias de seguridad de la ONU pidieron a un par de diplomáticos que usaban un grueso libro y una especie de martillo de madera para hacer más ruido que se detuvieran.

Currie y el resto de los panelistas del evento, entre ellos Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), leyeron sus discursos en medio de los gritos.

Almagro publicó luego un vídeo con la totalidad de su intervención bajo la leyenda «La Historia no absolverá crímenes de lesa humanidad».

El secretario general de la OEA denunció que el «modelo cubano de represión y opresión» se ha exportado a otros países como Nicaragua o Venezuela.

Boicotear eventos críticos llevando a escenarios internacionales los «actos de repudio» a los que somete a opositores y activistas de derechos humanos en Cuba, se ha vuelto una práctica común del régimen. Ya lo hizo en las últimas dos Cumbres de las Américas. La delegación oficial de la Isla incluso ha llegado a agredir físicamente a opositores y exiliados.

La Habana también intenta acallar las denuncias en su contra en el Consejo de Derechos Humanos y otros organismos de la ONU. Como norma, el régimen esquiva el diálogo y trata de desacreditar a sus críticos acusándolos de intromisión en sus asuntos internos y de servir a intereses extranjeros, principalmente de Estados Unidos.

En esa línea, la embajadora cubana ante la ONU, Anayansi Rodríguez Camejo, calificó el evento del ECOSOC de «comedia política edificada sobre falsos argumentos y con actores de reparto de oscuro historial al servicio de una potencia extranjera».

Al mismo tiempo que la embajadora Currie pronunciaba su discurso en la sesión, Rodríguez gritaba otro fuera de micrófono.

Rodríguez leyó más tarde una declaración a los periodistas, pero no aceptó preguntas. «Cuba se enorgullece de su ejecutoria en materia de derechos humanos, la cual desmiente cualquier manipulación en su contra», dijo. Recurrió al habitual argumento cubano de que «Estados Unidos (…) carece de moral para dar lecciones y mucho menos en esta materia».

En su cuenta Twitter, el director general para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío, celebró la grosería de sus compañeros.

Fue «una pelea cubana contra los demonios, y una victoria también», dijo. La «manipulación en la ONU salió por la culata».

Entre quienes apoyaron a los funcionarios cubanos estuvo la delegación de Bolivia, cuyo embajador, Sacha Llorenti, acusó a Washington de tratar de «instrumentalizar a Naciones Unidas».

Los funcionarios cubanos realizaron una fuerte ofensiva en las redes sociales contra la sesión del ECOSOC, mientras la prensa oficial aprovechó para publicar artículos que critican la situación en las cárceles estadounidenses.

El régimen cubano niega la existencia de presos políticos en la Isla y afirma que se trata de delincuentes comunes.

La oposición cubana acusa a la Seguridad del Estado de fabricar procesos contra disidentes y activistas de derechos humanos. Las figuras legales más utilizadas para enviar a opositores a prisión, en un país donde no existe la independencia judicial, son desacato, amenaza, atentado, desorden público y la polémica peligrosidad predelictiva.

 

Gritando y golpeando las mesas, funcionarios cubanos boicotearon una sesión sobre los presos políticos de la Isla. (NEW CHINA)

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