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Testigos directos del terremoto en Turquía: «Nuestros amigos están atrapados bajo los edificios y los hospitales colapsados. Es una catástrofe»

Los muertos por los terremotos que sacuden la frontera entre Turquía y Siria no dejan de elevarse mientras los equipos de rescate, tanto nacionales como internacionales, tratan de salvar a las víctimas a contrarreloj, bajo la amenaza de las réplicas

«La situación no es buena, nos espera una larga noche», cuenta al teléfono desde Estambul Arus Safa, quien trabaja para Cáritas en Turquía. Los terremotos que han sacudido la frontera entre Turquía y Siria, alcanzando magnitudes de 7,8 y 7,6, han acabado con la vida de al menos 3.000 personas, herido a más de 11.000 y derrumbado 5.000 edificios. Entre ellos, la iglesia de la ciudad de Arsuz o la catedral de la Anunciación en Alejandreta (Iskenderun en turco), monumentos que fueron retratados hace apenas unos días por la propia hija de Safa durante sus vacaciones escolares.

«Visitó la mayoría de las áreas de la provincia de Hatay -epicentro de uno de los terremotos-, porque tenemos familiares allí». Ellos están bien, pero muchos amigos no pueden decir lo mismo. «Estamos en contacto, pero la situación es tremendamente difícil: hace muchísimo frío, llueve y hay nieve de los últimos días. La electricidad viene y va. Mucha gente está en la calle. Esperamos que puedan sobrevivir, pero la noche va a ser realmente larga».

También en Estambul se encuentra la mujer de Pedro Rodríguez. Allí no se ha sentido temblar la tierra, pero es el epicentro de muchas personas que no pueden contactar con sus allegados. «A mí todo esto me ha pillado en Madrid, lo que no sé si es mejor o peor», cuenta a ABC Rodríguez, cuya familia política es de la zona del epicentro. Afortunadamente, todos están bien. «Pero tenemos amigos y conocidos atrapados bajo los edificios. Los hospitales están colapsados. Es una catástrofe».

Rodríguez relata que llevan esperando un gran terremoto desde hace años. Ya en 1999. Estambul registró un seísmo de magnitud 7,4 que causó más de 17.000 muertos. No ha sido el último: en 2011 dos terremotos provocaron 700 fallecidos y en 2020 un terremoto acabó con la vida de 26 personas, pero hirió a 800. Y en la mente de todos aún perdura el de 1939, un teblor que provocó 33.000 muertos y más de 100.000 heridos. «Todos esperamos algo como eso en los próximos años. Y como ocurra en Estambul, las víctimas se multiplicarán por diez».

Sus temores no son infundados. Turquía es un país con alta actividad sísmica, ya que se encuentra sobre la placa de Anatolia. Esta está, a su vez, entre las placas euroasiática, africana y la arábiga. Varias fallas recorren el país, y la más peligrosa, según señalan los expertos, es la que pasa muy cerca de Estambul. «Ahora tenemos miedo de que esto sea un anticipo de lo que está por venir».

Safa, por su parte, se centra más en el presente. O, más bien, en el futuro a corto plazo. «Todo indica que los números no van a dejar de crecer en los próximos días y no tendremos el impacto real de la tragedia hasta que no pase el tiempo. Y después habrá que evaluar los daños, lo que se tardará meses. Aún queda un largo y triste recorrido por delante».

 

 

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