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La inflación anual en Cuba rondaría el 87%: ‘el paraíso comunista nunca falla en fallar’

Las consecuencias de la inflación en Cuba siguen manifestándose en la falta de dinero en efectivo en bancos y colas para comprar productos como el arroz.

Operación con tarjeta en un cajero automático.
Operación con tarjeta en un cajero automático. MICHEL GUERRA INVASOR

 

 

Cuba registró una inflación anual cercana al 87% al cierre de mayo, según el análisis que realiza el economista estadounidense Steve H. Hanke, de la Universidad Johns Hopkins.

«El paraíso comunista de Cuba nunca falla en fallar. Hoy medí la inflación anual de Cuba en un punitivo 86,66% interanual«, escribió el especialista en su cuenta en la red social Twitter, donde compartió una tabla del comportamiento de este índice en los últimos años.

La semana pasada Hanke colocó a Cuba junto con Venezuela y Argentina entre los países de América Latina «más miserables« del mundo. 

En el «Índice de Miseria» que elabora el economista estadounidense (HAMI, sus siglas en inglés) los 15 principales lugares están representados, en orden, por Zimbabue, Venezuela, Siria, Líbano, Sudan, Argentina, Yemen, Ucrania, Cuba, Turquía, Sri Lanka, Haití, Angola, Tongo y Ghana.

Sobre Cuba, el economista argumentó: «las políticas económicas desastrosas han dejado al país en ruinas. No es de extrañar por qué la utopía comunista es el noveno país más miserable del mundo».

Desde la implantación de la Tarea Ordenamiento, cuyo fracaso ha admitido el propio Gobierno cubano, los precios no han hecho otra cosa que elevarse degradando los ya menguados bolsillos de los cubanos. Todos los ámbitos de la vida se han visto afectados, pero la alimentación ha recibido el mayor impacto.

En la ciudad de Las Tunas más de 300 personas formaron una cola para poder comprar cinco libras de arroz por persona a precios topados por el Gobierno.

«Las Tunas. Largas colas de más de 300 personas para comprar solo cinco libras arroz y bolsas de nailon«, denunció el sábado el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) en su perfil de Facebook.

«Gajes de la economía planificada. Una de dos: la escasez es parte integral de la planificación o la planificación es un fracaso total. De ambas formas, el que sufre es el pueblo», lamentó un internauta en la publicación.

El OCDH compartió un video en el que numerosas personas hacen la cola para comprar un alimento imprescindible en la dieta de los cubanos y que se paga en el marcado negro entre los 180 y 200 pesos la libra. El Gobierno prometió en algunas provincias venderlo a 72 pesos la libra, un costo ya elevado.

Otra consecuencia de la inflación en Cuba es la falta de billetes. En los últimos   para cobrar salarios y pensiones se encuentra dinero efectivo en bancos y cajeros automáticos. Este asunto fue recogido por el periódico oficial Invasor.

El medio admitió que la poca disponibilidad de efectivo se ha convertido en un mal en los bancos de Ciego de Ávila que provoca colas interminables y atrasos en los pagos.

«Una gaveta del cajero admite 2.200 billetes. Si los pones de a 500, son 1.100.000 pesos; y si los pones de a 20 son, apenas, 44.000 pesos. No tener, además, todas las denominaciones, limitaba también el monto que se quería extraer y ello añadió insatisfacciones», dijo Rolando Corbea Sánchez, director del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) en esa provincia.

Noraida González Mellor, directora del Banco Popular de Ahorro (BPA), por su parte, justificó que con los 22 cajeros en la provincia no dan abasto, en un territorio que supera el medio millón de tarjetas emitidas.

González Mellor también lamentó que los clientes no hagan suficiente uso del servicio de Caja Extra que les permite extraer efectivo de algunos establecimientos como las bodegas.

En una reciente reflexión en DIARIO DE CUBA, la periodista Rafaela Cruz apuntaba que «el dinero es como el aceite de la economía y, si no fluye, los engranajes se enlentecen hasta detenerse».

«Que no haya dinero circulando es tan dañino como que falte electricidad, pues las empresas no pueden cobrar o pagar, con lo que la producción colapsa, y los directivos se vuelven conservadores con respecto al crédito, ralentizando los procesos económicos. Por otra parte, todo aumento de la demanda de dinero tiene como contrapartida una devaluación de activos fijos ilíquidos, fenómeno muy nítido en Cuba donde, en medio de una inflación brutal de los productos más básicos, se ha desplomado sin embargo el precio de casas y automóviles, lo que hace patrimonialmente más pobres a todos los cubanos», apuntó.

Para Cruz, la falta de dinero «es otro síntoma de cuán profunda y diferente es la actual agudización de la crisis económica comenzada en 1959; lo que implica que, aunque el castrismo haya logrado sortear empeoramientos anteriores, no significa que podrá sortear el actual, ni siquiera prostituyéndose con Putin».

 

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