Al momento de redactar esta nota, los cuatro partidos políticos principales del menú electoralista cayeron en la trampa totalitaria que se negocia en México y Nicolás Maduro de inmediato se jactó burlonamente de la neo-victoria castrochavista. El débil interinato de la Asamblea Nacional, único poder constitucional legítimo encarnado por azar en Juan Guaidó, no logra zafarse de presiones personalistas y grupales.
Suceso que obliga a relatar un fatal episodio denominado Judensrat. Hanna Arendt lo reportó con doliente profundidad en su testimonio directo sobre el juicio y la ejecución de Eichmann en Jerusalem. Estudio sobre la banalidad del mal (1963), análisis sobre causas, modos y efectos del totalitarismo en todas las ocasiones y tendencias políticas que lo enfrentan erróneamente porque no saben, no quieren o no pueden combatir ese ADN genocida de larga trayectoria en sitios y tiempos.
Le toca turno al tricontinente americano. El vocablo alemán Rat significa organismo asesor o consejo representativo de una comunidad sectorial, conjunto de directivas que deciden por consenso su conducta definitiva frente a decisiones de carácter nacional. En el caso judío un determinado grupo de dirigentes comunitarios locales, sin previa consulta general como lo determinaban sus estatutos, asumió la responsabilidad de convenir la solicitud de sus opresores nazis y entregó listas con nombres, sitios, señas privadas o particulares de sus miembros. A cambio les garantizaron privilegios especiales a fin de organizar al nuevo país con debida justicia. Los verdugos prometieron total respeto a sus internas tradiciones institucionales. Al comenzar las deportaciones programadas por de régimen, la gran mayoría de aquella dirigencia ingenua y angustiada que concertó el pacto por la terrible situación de la numerosa ya oprimida judería alemana, encabezó las filas llevadas a los campos de exterminio. Fue un hecho nefasto que muchas comunidades diaspóricas de entonces y las avergonzadas aún, prefieren olvidar o callar. Pero sí fue un legado radical para el pionero sionismo refundador de Israel luego de dos milenios de exilio bajo el régimen totalitario de la Inquisición vaticana y sus pulpos europeos extendidos durante la conquista y colonización del Nuevo Mundo.
El Holocausto no sirvió de lección global. El polémico estudio filosófico de Arendt, debatido incluso por varios importantes sobrevivientes llamados “Hijos de la Shoá, tuvo rápida respuesta confirmatoria en Vietnam, Camboya, Guatemala, Chile, Argentina, Bosnia-Herzegovina, Ruanda más otros asesinatos masivos y constantes con o sin guerras de por medio. A la cabeza Cuba castrista y su carnal ex Venezuela, que los practican fijos y lentos, sin necesidad de firmas ni sellos, por el aval automático de previos acuerdos, diálogos, convenios o silencios, con o sin mediación de padrinazgos internacionales que prefieren ignorar esos delitos de lesa humanidad, mediar o mirar para otro lado según les convenga mientras continúa la rutina eliminatoria de adversarios o su conversión obediente para una uniforme patria y muerte que fusiona sin reservas los procedimientos de Mao, Stalin y Hitler.
El venezolano del siglo XX, natal o nacionalizado y sus descendientes por tres generaciones, configura hoy una expatria dual. La de 6 millones escapada o expulsada por la fuerza de los hechos y otra residual, secuestrada y expropiada física, mental y espiritualmente por el régimen totalitario que se sirvió y se sirve cada vez más, de mecanismos democráticos –en especial de su constitutivo sistema electoral infiltrado– para legitimar su poder criminal usurpador destinado al Estado Comunal Talibán. Cuestión que pasó de calendario a reloj minutero.
Este fin de semana, en nombre de la urgente necesidad, el Rat de los cuatro grupos que en el pasado fueron masivos partidos políticos venezolanos, ahora fragmentos personalizados de la fracasada oposición, actúan de espaldas a 90% del pueblo venezolano que los rechaza pues los considera no confiables y prescindibles. En la misma medida estos sobrevivientes detestan al represivo y genocida régimen castrochavista. Encuestas posiblemente interesadas afirman que 50% si desea votar pero no especifican en qué condiciones aumentando la confusión. Esto crea un vacío muy peligroso, caldo de cultivo para un golpe definitivo de militares narcofasciocomunistas que hasta el momento y a duras penas conviven con el dividido civil (no civilista) PSUV.
Los firmantes voluntarios en México sí son conscientes de su rol como fáciles marionetas del mafioso militarismo castrochavista. Y prefieren repetir el error con el pretexto de que es obligante “ocupar espacios”, sinónimo de unas cuantas gobernaciones, alcaldías y concejos municipales en un ex país sin Estado de Derecho, más de trescientos presos políticos, invadido por el narcoterrorismo transnacional que borró fronteras estadales. Y lo reconocen sin ambages en escrito público. Sin permiso de la sociedad que dicen representar, se toman la libertad de avalar unas votaciones que no eligen pues desde hace 22 años continúan legitimando al enemigo para colmo de colmos, cediendo a sus actuales grotescas exigencias, condiciones inadmisibles, absurdas, vergonzosas, via directa al inducido suicidio de la democracia. Y pretenden convencer al electorado con sus incoherencias. Vale también repetirlo hasta el penoso hartazgo.
La declaración reciente de Voluntad Popular, que admite y recomienda la convivencia con gobernantes delincuentes violadores de los derechos humanos es la muestra del sin pudor y la mínima empatía con las víctimas, legitima al pragmático inmediatismo amoral instalado en Cubazuela y muchos otros lugares del hemisferio occidental. Costumbre ancestral en la vieja Europa con democracias que retornan al fascismo por idéntica ruta, ya concretas en Hungría y Polonia.
Conclusión primera. La peligrosa antipolítica latinoamericana que abre paso al totalitarismo de izquierdas y derechas, no proviene de sus ignorantes y hambreados pueblos ni de varias élites educadas en ciudadanía legal. Es un engendro caótico, cruce entre politicastros y politiqueros derivados en incompetentes, oportunistas de oficio.
Para refundar una Venezuela democrática sana, sin techo de vidrio ni piso de pantanal, se solicita con urgencia nuevos líderes limpios de polvo y paja, integradores como sea de los cuadros medios de la fuerza armada todavía incontaminada y rebelde hoy bajo amenaza y garras del criminal generalato. Y con la asesoría de un independiente Sanhedrín experimentado que por causas naturales se reduce día a día.
Lo demás es puro pésimo teatro y prosigue el show.
¿Quién podrá ayudar a la Venezuela solita en esta dura tarea de labor libertaria? No se sabe aún, pero con seguridad no será el actual gobierno mexicano, anfitrión populista conectado al Foro de Sao Paulo y su Grupo de Puebla.