Isabel Coixet: Las últimas estrellas de cine

Durante varios años, un amigo de Paul Newman estuvo grabando a todos los que se habían relacionado con él y a él mismo para escribir su biografía. Poco antes de morir, Newman le pidió que cesara en las grabaciones, estaba cansado de escucharse hablar de su vida. Con la ayuda de su hija, prendió fuego a las cintas, sin saber que su amigo las había transcrito enteramente. Esa transcripción es la base de esta serie documental en seis capítulos que puede verse en HBO.

El actor Ethan Hawke fue contactado por las hijas de Paul y Joanne Woodward para que utilizara esa transcripción para hacer un documental sobre la pareja. Ethan Hawke decidió que una serie de sus colegas (Sam Rockwell, George Clooney, Laura Linney, Karen Allen, etc.) interpretara los audios que se habían destruido y reunió fragmentos de las mejores películas de ambos. Me siento ambivalente sobre esta serie.

Por un lado, es un placer inmenso ver fragmentos de películas míticas y ver también imágenes de la pareja fuera de la vida ante las cámaras. Pero cada vez que Ethan Hawke y sus amigos (por Zoom) comentan una y otra vez los mismos conceptos que ya han quedado claros cuando veíamos y escuchábamos las imágenes, siento que el director no confía suficientemente en el material que tiene entre las manos y quisiera martillear a la audiencia una y otra vez con cosas que quedan claras desde el principio. Y el resultado es una serie interesante por el rescate que hace de la figura de Joanne Woodward (mucho más desconocida que su marido y absolutamente fascinante), pero llena de altibajos y extremadamente repetitiva (esa manía de hacer cuantos más capítulos, mejor sin que haya temas que se desarrollen más allá del enunciado). Con un problema añadido: la decisión de que George Clooney le preste su voz a Newman.

Cada vez que la voz real de George Clooney se superpone a la voz real de Newman, hay algo en mi cabeza que entra en cortocircuito y espero que en cualquier momento vaya a pedir un Nespresso. No sucede lo mismo con la voz de Laura Linney, que se la presta a Joanne Woodward: Laura Linney hace una asombrosa recreación de la voz de Woodward, con la que estudió y que fue la primera persona que le dio una oportunidad.

Hoy, Joanne Woodward está enferma de alzhéimer (una enfermedad que afectó también a su madre) en una residencia. Le diagnosticaron la enfermedad nueve días antes de la muerte de Newman. Es extraño saber tantas cosas de alguien que todavía está vivo y no sabe que estamos contemplando aspectos íntimos de su vida sin que ella haya dado permiso. Esa y otras cuestiones éticas plantea el visionado de esta serie.

Una de las cosas que me pregunto viéndola es hasta qué punto les debemos respeto a las decisiones de las personas que ya no están. Si Paul Newman quemó esas cintas, ¿no deberían sus descendientes respetar esa decisión? Al empezar la serie, esa información se da como de pasada y, al finalizar, se describe el momento en que ocurrió, pero para entonces ya has visto todos los capítulos. No sé si Paul Newman y Joanne Woodward fueron las últimas estrellas o no, en todo caso la leyenda que crearon juntos, con o sin serie, perdurará en el tiempo.

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